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MARGINALISMO
Corriente de pensamiento económico que constituye el núcleo central de la economía neoclásica. Su principal característica es el uso para el análisis económico del concepto de valor marginal o valor en el margen (de los ingresos, costes, rendimientos, utilidad, etcétera). Los principales pioneros de la revolución marginalista fueron William S. Jevons (1835-1882), Cari Menger (1840-1921) y Léon Walras (1834-1910), representantes cada uno de ellos a su vez de una determinada corriente intelectual o escuela: Jevons del marginalismo inglés, Menger de la escuela austríaca y Walras de la escuela de Lausana. Su punto de partida se halla en la vieja paradoja del valor, que el margina-lismo explica mediante una combinación de escasez y utilidad. Centra su atención en el análisis del funcionamiento de los mercados y la teoría de la formación de los precios; la teoría de la distribución de la renta es para el marginalismo una prolongación de la teoría de los precios. Con el descubrimiento de la noción de incremento de valor marginal fue posible hacer un mayor uso de las matemáticas (concretamente, del cálculo diferencial) en el análisis de los problemas económicos, que les permitió a los economistas marginalistas elaborar una teoría de la formación de los precios de los bienes de consumo y los factores de la producción y las condiciones de satisfacción o bienestar de los consumidores en un orden económico de mercado lógicamente consistente. Como ha señalado Kenneth E. Boulding, el análisis marginal no es otra cosa que una teoría de la optimización.
Corriente de pensamiento económico cuya característica principal es la utilización del análisis marginal en los problemas económicos. Marginalism.
La escuela marginalista basa la noción de valor en elementos psicológicos (deseos, necesidades) y no sólo en los costes de producción. Los autores que impusieron este método de pensamiento económico durante el siglo Xix prosiguieron las investigaciones del filósofo francés Con-dillac (1715-1780), que en su obra "Tratado de las sensaciones" había esbozado una teoría subjetiva del valor. Según Condillac, las operaciones económicas tienen únicamente origen en los deseos de los individuos. El inglés Stanley Jevons (1835-1882), el francés Lóon Walras (1834-1910) y el austríaco Carl Menger (1840-1921) capitanearon las principales escuelas marginalistas durante los años 70 del siglo pasado. Los tres consideraban, al igual que Condillac, que la intensidad de un deseo disminuye con su satisfacción, y sostenían que, para un bien supuestamente divisible, la última parte de dicho bien —la menos deseada— determina el valor del conjunto. Walras superó rápidamente las pautas marginalistas y se interesó por los estudios macroeconómicos que ponían de manifiesto la interdependencia de los datos económicos. Víctima del oscurantismo de sus colegas franceses, Walras se instaló en Suiza y desempeñó una cátedra en la universidad de Lausana. En tanto Jevons intenta aplicar las matemáticas para definir el interés individual, Menger desarrolla en su enseñanza una poderosa corriente de investigación marginalista que dará nacimiento a la escuela de Viena. Ésta intenta reconstruir, a partir de la nueva noción de valor, todos los mecanismos económicos. También propone una explicación del valor de los bienes de producción, del interés, de la moneda, etc.
A pesar de la diversidad de investigaciones en que se basa, el marginalismo intenta un nuevo tipo de razonamiento: el cálculo marginal, inspirado en el cálculo diferencial, que se sustenta en las variaciones límite. De este modo, el marginalismo no es sólo una corriente de pensamiento que corresponde a una etapa de la historia económica, sino que aporta a la ciencia económica rigurosos medios instrumentales independientes de las opciones doctrínales.
A finales del siglo xix y principios del XX, el marginalismo perdió parte de su reputación. Al hacer de la economía una ciencia aparentemente neutra, sus adeptos se apartaron de las realidades concretas, en particular de las relativas a la combinación de los factores de producción en el proceso, sumamente complejo, de la revolución industrial. Por otro lado, al reducir sus investigaciones a los deseos del hombre, los marginalistas tendieron a reforzar el individualismo propio de la sociedad liberal.
Por la amplitud y la calidad de las investigaciones que realizó, León Walras transformó en profundidad los métodos de la ciencia económica. Su más brillante discípulo, Vilfredo Pareto (1848-1923), al intentar hacer de la economía una "mecánica racional" (la mecánica de la rareza), acrecentó la aportación teórica de su maestro mediante una reflexión sociológica, e integró algunas variables inducidas por los comportamientos humanos en la sociedad. Por su parte, el inglés Alfred Marshall (1842-1924) se dedicó a completar el marginalismo incorporando problemas concretos, esclareciendo sobre todo la formación de los precios en el marco de la competencia imperfecta.
Véase también: Cálculo económico; Macroeconomía; Valor.
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