EL "BOOM" DE LAS TEORÍAS
A partir de los años sesenta, la ciencia económica acusa un decidido retorno ai liberalismo, fundamentalmente en los Estados Unidos bajo el estímulo de Milton Friedman (nacido en 1912). Opuesto a los keynesianos, Friedman favorece la teoría cuantitativa del dinero y sostiene que el nivel de precios y la actividad económica están determinados, fundamentalmente, por la masa monetaria en circulación. Opina que ésta debe ser limitada con todo rigor si se desea frenar la inflación. Al contrario de to que aconsejan tos keynesianos, aconseja restringir los gastos públicos* así como las intervenciones estatales. Milton Friedman, que fue consejero del senador Bérry Goldwater hasta las elecciones presidenciales de 1964, y después del presidente Nixon, se ha convertido en el principal economista neoliberal.
En el otro extremo del espectro ideológico, los problemas de la sociedad postindustrial han dado origen a la nueva escuela de economistas "radicales" que repudia el liberalismo a la vez que mantiene reservas respectó del marxismo. Los más moderados reconocen cierta deuda con autores como John Galbraith o el francés Francois Perroux, que en su obra "Economía y Sociedad" preconiza una "humanización de los intercambios económicos". Los más avanzados se declaran libertarios y emplean el cálculo económico al servicio de un proyecto revolucionario de autogestión generalizada. Todos consideran la economía como parte integrante de la lucha política y desean anteponer la problemática de los conflictos a ia problemática del equilibrio.
Para los jóvenes economistas que participan de esta corriente todavía bastante informal, la ciencia económica debe contribuir a la construcción de una nueva sociedad, pero, a diferencia de los marxistas, a los que reprochan el razonar de un modo sumamente cuantitativo, insisten en el aspecto cualitativo que debe tener los resultados económicos. Rechazan el culto al PNB (producto nacional bruto) e impugnan la forma de crecimiento adoptada por las sociedades capitalistas. Al esforzarse por integrar las variables políticas y sociales en el análisis económico, los economistas radicales buscan un nuevo modelo en el que las consideraciones culturales sean más importantes que las puramente económicas. Aunque rinden homenaje a Keynss, consideran superadas sus teorías en la medida en que la inflación se agrava, se torna insidiosa y hace que el crecimiento resulte cada vez más ilusorio. .
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