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BENEFICIO TEORÍAS DEL
El beneficio o renta de la empresa es el concepto que más discusión y polémica ha despertado a lo largo de la historia del pensamiento económico. Los economistas clásicos Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mili, principalmente, y los socialistas utópicos del siglo xrx o socialistas premarxistas, al identificar erróneamente al empresario con el capitalista, no distinguieron entre beneficio del empresario e interés del capital. Fueron R. Cantillon, J. B. Say y A. Mars-hall los primeros en advertir la diferente naturaleza del beneficio de la empresa y el interés del capital. Para Marshall, el beneficio remunera el hecho de asumir riesgos y los trabajos de dirección y organización, propios del quehacer de los empresarios. Eleva la función empresarial a la categoría de un cuarto factor de la producción: el factor organización.
En su obra Riesgo, incertidumbre y beneficio, publicada en 1921, F. H. Knight presenta al empresario como un asegurador de rentas y al beneficio como su recompensa por asumir riesgos. La esencia de la actividad empresarial es para F. H. Knight la incertidumbre o ausencia de conocimiento perfecto acerca de las consecuencias futuras que se derivan de la misma. Con total ausencia de incertidumbre, en donde cada individuo estuviera en posesión de un conocimiento perfecto de la situación, carecería de sentido, según este autor, la existencia de una actividad productiva dirigida. Contempla como actividades diferenciadas F. H. Knight las del director y el empresario; el primero es quien da órdenes y el segundo quien elige al que las da.
Para J. A. Schumpeter, el beneficio es el premio o recompensa a la innovación, y en la innovación se halla la esencia de la función empresarial. El empresario es para Schumpeter el principal protagonista del desarrollo económico capitalista. Según este autor, el sistema económico tiende a estar en una situación de equilibrio, en la que los precios de los diferentes productos son iguales a sus costes medios y el beneficio extraordinario igual a cero; el beneficio del empresario queda reducido al beneficio ordinario e incluido, por tanto, en los costes. Esta situación de equilibrio continuará hasta que un empresario creador aplique con éxito una invención a usos industriales y comerciales. La explotación de dicha innovación romperá la situación de equilibrio anterior, confiriéndole al correspondiente empresario una situación de monopolio temporal que le va a permitir obtener unos beneficios extraordinarios. Muy pronto aparecerá, sin embargo, una legión o enjambre de empresarios que imitaran al empresario afortunado, por lo que en un plazo más o menos largo los beneficios extraordinarios desaparecerán y se alcanzará una nueva situación de equilibrio.
Para Karl Marx y sus seguidores, el beneficio halla su explicación en la plusvalía o parte del producto del trabajo del que se apropian los capitalistas, que luego reparten en forma de intereses, dividendos, participaciones, etcétera. El beneficio empresarial deja de tener carácter residual y pasa a ser considerado como fruto de la lucha entre los trabajadores y los capitalistas y de las posiciones de fuerza relativa de una y otra clase social a la hora de repartir el excedente o producto social.
Por último, para los teóricos del equilibrio general competitivo y los defensores del orden económico de mercado en general, el beneficio de la empresa tiene su origen en los defectos y las malformaciones del propio mercado. En un mercado de libre concurrencia o de competencia perfecta a cada factor productivo se le remunera según el valor de su productividad marginal, y el beneficio extraordinario del empresario desaparece. La presencia en el mercado de monopolios, oligopolios y, en general, de estructuras de competencia monopolística y competencia imperfecta es lo que explica la existencia de beneficios empresariales superiores a los normales.
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