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ATESORAMIENTO
Acción y efecto de mantener una parte de la riqueza en forma de dinero. Preferencia por la liquidez o demanda de dinero. No debe confundirse atesoramiento con ahorro. Ahorrar es dejar de gastar una parte del flujo de renta percibido; atesorar es conservar una parte del stock de riqueza en activos completamente líquidos. Ahorrar supone privación de consumo; atesorar comporta pérdida de rentabilidad . Se guarda, retiene o atesora dinero por los motivos de transacción, especulación y precaución. El atesoramiento incluye también el dinero y los activos que pueden ser convertidos en dinero de inmediato (oro, joyas, etcétera), guardados en algún lugar secreto y seguro, por razones que van más allá de los tres motivos señalados anteriormente: ignorancia, temores infundados o avaricia patológica. Atesorar equivale a retirar dinero de la circulación.
Retención improductiva de dinero o créditos. Hoard. Hoarding.
El atesoramiento es una de las cuatro posibilidades de destino que puede tener un ingreso monetario (tas otras tres son consumo, inversión e imposición). Atesorar es conservar un activo monetario reteniendo el control total. De hecho, el atesoramiento es una negativa (por lo general constante) a participar en un juego económico global. Se trata de un repliegue que puede significar una oposición parcial al papel que prioritariamente se atribuye a la moneda: el de medio de intercambio.
El atesoramiento demuestra en quien lo practica la preferencia por la liquidez, en la medida en que el dinero está a su disposición casi inmediata (también en el plano físico). No obstante, conviene distinguir entre el atesorador y el ahorrista, que intenta colocar su haber a la vez que logra cierto margen de disponibilidad. En el útimo caso, el agente económico aunque de modo muy indirecto— participa de la evolución de la producción y del consumo. El atesoramiento no ejerce impacto favorable en el desarrollo del ahorro (y de la inversión) ni en el de la demanda. Es una causa da depresión Aunque el atesoramiento puede adoptar diversas formas, casi siempre se materializa en la detención de metales preciosos (especialmente de oro). Desde hace mucho tiempo, este metal simboliza la permanencia da tes fortunas y de los haberes a través de las aventuras del papel moneda. Además, sus propiedades intrínsecas convierten su posesión en un objetivo, un fin. Por último, el metal amarillo puede ser comprado en fracciones; es fácilmente transportable y disimulable, de modo que resulta una tentación para quienes desean eludir impuestos por sucesión.
En 1975 el atesoramiento de oro en todo el mundo se calcula que superaba los tres billones de pesetas Más de la cuarta parte de este metal es atesorado en Francia, lo que coloca este país en el primer lugar del mundo, un poco por encima de la India, donde la retención de oro puede ser considerada como una verdadera calamidad económica. Esta tendencia ai atesoramiento se ha ampliado en ios últimos años. La generalización de la inflación y los desórdenes monetarios Que la acompañan desencadenan inacciones da repliegue por parte de muchos ahorradores.
Así, el atesoramiento origina tensiones monetarias que provocan el debilitamiento de las monedas y la rápida subida del precio del oro. Desde esta perspectiva, el atesoramiento es igualmente nefasto: no sólo empobrece la economía, sino que perturba las pandadas monetarias y, en consecuencia, ios intercambios internacionales. Por otra parte, la acumulación de metates preciosos no es el mejor medio de mantener inactos durante un prolongado período los ingresos retirados de los circuitos económicos. Es fácil de demostrar que, en tres decenios, el deterioro del capital original puede ascender al 25%.
El atesoramiento puede ser la causa de movimientos contradictorios. La acumulación de moneda fuera de los circuitos de imposición ofrecidos al ahorrador ejerce una presión deflacionista. Pero la adquisición de valores sustitutos (como el oro, las joyas o las obras de arte) provoca una depresión en la demanda de bienes corrientes a la vez que hace crecer tes cotizaciones de los objetos preciosos, lo que indirectamente puede inducir a ciertas tensiones inflacionistas.
Véase también: Ahorro; Inflación.
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