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DIRIGISMO
Política económica que confiere el Estado un papel predominante en las decisiones económicas. Interventionism.
El dirigismo es la actividad económica del Estado destinada a la vigilancia y el control del sector privado. El dirigismo sólo puede cumplirse si existe un importante sector privado que justifique las medidas de encuadramiento de origen gubernamental. El objetivo de esta restricción deliberada de la iniciativa de productores y comerciantes consiste en impedir que los comportamientos individuales perjudiquen la búsqueda del bien común, definida dentro del marco general de la política y estimulada por el debate público.
El desarrollo del dirigismo en las economías de estructura capitalista es característico de los últimos tiempos. La gran depresión de los años 30 señala la ampliación del papel del Estado, particularmente en la vida económica. Durante la guerra 1939-1945, las economías directamente afectadas por el conflicto llevaron a cabo un control general de la producción, de los ingresos y de los precios. Esta experiencia de economía dirigida debió proseguirse después de la guerra. Los equipos en el poder, intensamente inspirados en el socialismo, crearon sistemas de protección (seguridad social en Gran Bretaña y en Francia), un programa para luchar contra el estrangula-miento económico y repartir la penuria (plan) y también intentaron instaurar en el interior de las empresas contrapoderes institucionalizados. La oleada de nacionalizaciones completa este conjunto de medidas a cargo del Estado.
3 La política presupuestaria, la política crediticia, la legislación fiscal, el control de los precios, la reglamentación de los convenios y el control de las inversiones extranjeras en el territorio nacional forman parte de los medios tradicionales del dirigismo. El predominio del sector privado durante el primer período del capitalismo no garantizaba más que una seguridad económica general. La opinión nacional ha admitido claramente que los poderes públicos debían recuperar las palancas de mando para contrarrestar las iniciativas privadas de la producción, inspiradas prioritariamente por el afán de acrecentar el rendimiento del capital invertido. El dirigismo se ha convertido en el chivo expiatorio de los jefes de empresas medianas, que lo consideran un freno al desarrollo de su actividad y un incremento importante de las cargas administrativas.
4 El dirigismo ha hecho evolucionar al capitalismo en el terreno del lenguaje. Así, con frecuencia se dice "neocapitaíismo" para designar el sistema en el que el Estado, ayudado por poderosos medios de intervención y control, corrige, neutraliza y encuadra la actividad de las firmas. Algunos autores han visto una tendencia del sistema capitalista a aproximarse a los esfuerzos por flexibilizarse de los regímenes colectivistas, encaminados a la "convergencia de los sistemas".
5 Los economistas marxistas ortodoxos no aceptan el término de neocapitalismo, aunque sí el de "capitalismo monopolista de Estado", previsto y canalizado por Karl Marx. Este sistema constituye, según ellos, la culminación de las contradicciones internas del capitalismo, en el que el antagonismo entre trabajo y capital no cesa de acrecen tarse, y en el que la gran burguesía financiera penetra poderosamente los resortes del aparato estatal, tratando de disimular su auténtico rostro.
Véase también: Capitalismo de Estado; "Nuevo Estado industrial, El".
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