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NUEVO ESTADO INDUSTRIAL
1 Reconsiderando y ampliando temas ya tratados en "La era de la opulencia", el economista norteamericano John Kenneth Galbraith (nacido en 1908) se propuso en "El Nuevo Estado industrial" —cuya primera edición en los Estados Unidos data de 1967— describir el sistema económico norteamericano tal como se presta al análisis cien años después de la publicación de "El capital" de Karl Marx. Se trata de un estudio de las transformaciones que al autor considera inseparables de un análisis global, y que lo conducen a llevar su reflexión más allá del campo económico, en una perspectiva política y también ética.
2 En la primera parte, Galbraith expone los fenómenos que considera más típicos de la vida económica norteamericana: entre quinientas y seiscientas firmas controlan la mitad del producto nacional; el desarrollo acelerado de la tecnología ha sido paralelo a la concentración financiera; la transformación del papel de los sindicatos y del Estado; y el surgimiento de una tecnoestructura (formada por todos aquellos que aportan conocimientos especializados, cerebros o experiencia a los grupos que toman las decisiones). Galbraith considera que la importancia creciente del papel desempeñado por la tecnología priva del poder de decisión a los propietarios del capital, exige el empleo masivo de aquél y, al mismo tiempo, con el fin de cubrir los riesgos, un enorme fortalecimiento del Estado, una de cuyas principales funciones consiste en la regulación de la demanda.
3 En manos de las grandes empresas y del Estado que las sustenta, la tecnología avanzada torna caducas —según Galbraith- las leyes de mercado establecidas por la economía política clásica. Además, la iniciativa de decidir lo que ha de producirse no corresponde al consumidor sino a las grandes organizaciones productoras. Su puesta en marcha —en la cual la publicidad es un medio mástiende a imponer una identificación entre los fines de la organización, los del cuerpo social y los del individuo. Las grandes empresas modelan las actitudes de la colectividad según sus necesidades.
4 En la segunda parte del libro, Galbraith examina las consecuencias provocadas por el cambio económico en el comportamiento social y político, así como las diferentes soluciones posibles. Lo importante, señala Galbraith al formular aquello que muchos años después se convertirá en un lugar común, no es la cantidad de bienes sino la calidad de la vida. Por ello es conveniente favorecer el fortalecimiento de los poderes compensadores, especialmente los científicos y universitarios. Exaltar los fines estéticos, subordinar a ellos la eficacia industrial y desarrollar la educación sólo lograrán entorpecer el condicionamiento del consumidor y contribuir a dar el golpe de gracia al sistema industrial. En sentido contrario a los precedentes, este sistema —afirma el autor— formula altas exigencias intelectuales. Para satisfacer éstas, crea una colectividad llamada, por su propia naturaleza, a impugnarlo. Según Galbraith, ahí radica la principal esperanza de una renovación.
5 Recibido como una especie de biblia por los estudiantes radicales de las Business Schools, "El nuevo Estado industrial" ha sido violentamente criticado tanto por los defensores del capitalismo como por los marxistas Los primeros lo consideran la obra de un utopista inquietante; los segundos le reprochan simplificar la realidad económica y descubrir las mismas taras en los regímenes industriales del Este y del Oeste.
Véase también: Dirigismo; Tecnoestructura.
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