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LIBRE CAMBIO
1 La doctrina del libre cambio entraña una actitud fundamental: la negativa a otorgar un sentido económico a las fronteras políticas. Constituye uno de los fundamentos del liberalismo del siglo xix. En nuestros días, los economistas partidarios de los intercambios internacionales han modificado sus ideas. Las naciones industriales no son las únicas que participan de la’ escena económica. La preponderancia de los Estados Unidos y el intento de integración europea han trastornado los marcos del comercio internacional. Sin embargo, a partir de 1945, aparece una nueva forma de libre cambio a través de dos ideas fuerza: sustituir el aislamiento por la cooperación y las negociaciones bilateral es por la negociación multilateral.
La concepción librecambista sentó las bases de la libertad de comercio entre las naciones en la división internacional del trabajo (Adam Smith), que especializa a los pueblos en las producciones para las que son más aptos y que pueden suministrar el costo más ventajoso (Ricardo). El libre cambio denuncia el proteccionismo en sus diversas formas (tarifas aduaneras, contingentes) como factor de esclerosis para las economías nacionales aisladas de la competencia exterior. Así, la agricultura francesa tardó más de un siglo en liquidar las medidas del ministro Jules Méline (1838-1925). El proteccionismo dificulta la disminución de los costos y la baja de precios. Además, desarrolla actitudes ultranacionalistas, incluso belicistas.
Inglaterra —nación dominante cuyos intereses estaban ligados al desarrollo de los intercambios— fue la primera partidaria del libre cambio. En 1846 abolió los derechos sobre el trigo. Pero la guerra de 1914, la crisis de 1929, la búsqueda del pleno empleo, el surgimiento de economías autárquicas y la segunda guerra mundial, perturbaron seriamente el comercio internacional. La reducción de los intercambios y de los contingentes, el control de cambios y las negociaciones bilaterales se hicieron comunes.
Concluida la guerra, la corriente se invierte bajo el impulso de los Estados Unidos. El temor de ver Europa inclinada hacia el campo soviético reforzó esta tendencia. A pesar de que el GATT (Acuerdo general sobre Tarifas y Comercio) y sus diversas conferencias (entre otras, la Ronda Kennedy) intentaron racionalizar el comercio mundial, sólo en el marco europeo los resultados son evidentes (creación de la OECE para liberar los intercambios intereuropeos).
En realidad, la Comunidad económica europea es una unión aduanera (supresión de los derechos de aduana entre los países miembros y aplicación de una tarifa exterior común), prolongación de una política económica asimismo común.
6 En 1953 un proyecto británico intentaba crear una granzona de libre cambio europea (supresión de los derechos de aduana entre los participantes, pero tarifas propias para el exterior), que incluiría a los seis Estados del Mercado común más otros once países europeos. La negociación con este fin se malogró. Pero en 1 960 se constituyó en Estocolmo una "pequeña zona de libre cambio", la EFTA (formada por Gran Bretaña, Suecia, Noruega, Dinamarca, Austria, Suiza, Portugal y Finlandia). Dos de sus miembros, Gran Bretaña y Dinamarca, se retiraron en 1973 para unirse, junto con Irlanda, a la Comunidad económica europea (Europa de los Nueve).
Véase también: División del trabajo; Proteccionismo.
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