RICOS Y POBRES
La evolución del pensamiento económico en el curso de las últimas décadas se ha visto favorecida por numerosos estudios dedicados a los mecanismos sociales. Tanto en los países industriales como en el Tercer Mundo, fenómenos como la pauperización y el subdesarrollo, la distribución de las riquezas naturales, las desigualdades en los ingresos, la urbanización y la actividad de las sociedades multinacionales no surgen únicamente como consecuencia ineluctable (feliz o desdichada, según las opiniones) de un orden natural. Los recursos de los métodos más objetivos de análisis económico permiten poner de manifiesto las distorsiones, anomalías y fallos de la actividad económica, independientemente de toda ideología.
Así, la ciencia económica ha llegado —cualquiera que sea la escuela a la que pertenecen sus investigadores a establecer un contacto, a la vez global y detallado, del cual resulta un gran consenso acerca de la necesidad de cambiar los modos de explotación y distribución de las riquezas; es decir, las relaciones entre ricos y pobres a nivel de individuos, naciones o continentes. En este sentido, se puede afirmar que la economía es una ciencia y una práctica que no puede ser "conservadora". Las divergencias que subsisten no ponen en tela de juicio el alcance y naturaleza de los cambios que deben emprenderse: no hacen más que subrayar la política propiamente dicha.
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