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POLÍTICA DE INGRESOS
1 La expresión "política de ingresos", utilizada (más o menos explícitamente) por la mayoría de los países capitalistas avanzados, designa los esfuerzos de los poderes públicos encaminados a armonizar las alzas de los salarios y de los beneficios. Estas medidas intentan resolver los problemas derivados del crecimiento. Se trata, por un lado, de reducir los desequilibrios entre la expansión de la demanda y el incremento de los recursos y, por otro, de atenuar la tensión entre las inversiones privadas que se orientan hacia la rentabilidad inmediata y las necesidades colectivas (educación, formación profesional, viviendas sociales, etc.).
2 Para liberar los recursos necesarios al equipamiento colectivo, para yugular inflación por los costos —que pue de provocar la intervención de agentes económicos bien organizados (sindicatos)-, así como para atenuar los antagonismos sociales que perjudican el crecimiento, según los partidarios de la política de ingresos es conveniente llevar a cabo una doble operación: limitar el incremento de los ingresos individuales y del consumo privado y lograr una distribución más equitativa de los frutos de la producción. El cumplimiento de estos objetivos exige que la tasa de expansión de los ingresos monetarios no superela de incremento a largo plazo de la producción nacional.
3 La política de ingresos intenta intervenir en el estadio correspondiente a la formación de ingresos, de acuerdo con modalidades diversas. Mientras que en Gran Bretaña se intenta mantener una misma tasa para todos los ingresos y Noruega y los Países bajos aplican una política uniforme de salarios, hace mucho tiempo que los planifica-dores franceses se muestran más sensibles al mejoramiento de la distribución.
4 No obstante, los intentos por implantar la política de ingresos se han visto sometidos, en la práctica, a grandes dificultades. La patronal se ha negado a llevar a cabo un reparto de los beneficios, y los sindicatos consideran dicha política como un medio para frenar el aumento de los salarios. Por otro lado, los sindicatos obreros consideran que la fijación programada y planificada de la tasa de incremento de los salarios es un golpe a su poder contractual.
En Francia, especialmente, la mayoría de los dirigentes sindicales consideran que al ofrecer a los trabajadores mejoras bajo la forma de participación en los frutos del autofinanciamiento de las empresas, se les obliga a aceptar la integración en un sistema que no ha perdido, a los ojos de las organizaciones sindicales, sus características esenciales: la de subordinar la producción al logro del máximo beneficio.
La política de ingresos en su forma más estricta (como en los Países Bajos, donde ha llegado más lejos con el acuerdo de los sindicatos obreros) ha perdido parte de su validez. En Francia, después de haber sido la base de las previsiones del 5.° Plan (1966-1970), ha quedado prácticamente abandonada por los autores del 6.° y del 7.° Plan. Pero en 1975 constituyó en Gran Bretaña uno de los elementos (impugnados) de la política del gobierno laborista, y algunos dirigentes de los Estados Unidos la han defendido como medio de impedir un aumento excesivo de los salarios y un agravamiento de la inflación.
Véase también: Beneficio; Inflación; Planificación.
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