Utilizada con bastante frecuencia por los inversores en Bolsa, descansa sobre la idea que la experiencia parece refrendar de que cuando un título sube o baja más de un determinado porcentaje (filtro, distinto en un principio para cada valor) va a seguir subiendo o bajando, respectivamente, durante algún tiempo. Sólo cuando se producen variaciones de esa magnitud es cuando los inversores deben decidir reajustar sus carteras; las oscilaciones de menor amplitud no deben ser tenidas en cuenta.