Creados a raíz de la reforma del coeficiente de caja, y para evitar los problemas derivados de la liberación de liquidez que suponía la reducción del mismo, las entidades financieras suscribieron obligatoriamente un volumen de CBE que compensase aquella reducción. Tienen un valor nominal unitario de 10 millones de pesetas y se instrumentan mediante anotaciones en cuenta en el Banco de España, su rentabilidad es del 6% anual, pagaderas semestralmente, y se amortizan, mediante cuotas crecientes, desde marzo de 1993 hasta setiembre del 2000.